Quaderns de Psicologia | 2025, Vol. 27, Nro. 2, e2150 | ISSN: 0211-3481 |

https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.2150

Psicopolítica de la inteligencia emocional en la cultura terapéutica y algorítmica de YouTube

Emotional Intelligence Psychopolitics in YouTube’s Therapeutic and Algorithmic Culture

Wissam Yatim Harkous

Universidad Autónoma de Barcelona

Antar Martínez Guzmán

Universidad de Colima

Joan Carles Bernad i García

Universidad de Valencia

Resumen

En este trabajo exploramos las relaciones entre inteligencia y poder, entendiendo la inteligencia como una estructura de producción y jerarquización de las capacidades y rasgos de las personas, cuya definición participa en un modelo de desarrollo que fomenta formas específicas de organización y moldeamiento de cuerpos y sociedades. A través de un análisis crítico del discurso multimodal de los canales y videos más populares en la traducción de la Inteligencia emocional en YouTube, los resultados muestran que los discursos hegemónicos de la inteligencia emocional están muy vinculados a la autoayuda financiera y terapéutica. Concluimos que los conocimientos psicopolíticos presentes en estos canales son laboratorios de transformación personal que proporcionan tecnologías del yo para que cada individuo trabaje en un crecimiento personal alineado con el neoliberalismo, desde donde canalizan el malestar social interiorizándolo a través de la visualización del sí mismo como campo de batalla.

Palabras clave: Neoliberalismo; Inteligencia emocional; Autoayuda; Gubernamentalidad

Abstract

In this written work, we explore the relationships between intelligence and power, understanding intelligence as a production structure and the hierarchisation of human’s traits and capacities, which definition takes part in a development model that promotes specific forms of organization and body and society’s molding. Through the critical analysis of the multimodal discourse used in the most popular YouTube’s channels and videos which talk about the translation of emotional intelligence, the results of this analysis show that the hegemonic discourses related to emotional intelligence are closely related to financial and therapeutic self-help, concluding that the psycho-political knowledge present in those channels, are personal change laboratories which provide technologies related to the self so that each individual is able to work on their own personal growth aligned with the neoliberalism, from which they are capable of focusing their social discomfort by internalizing it through the visualization of the self as a battlefield.

Keywords: Neoliberalism; Emotional Intelligence; Self-help; Governmentality

Introducción1

El orden social occidental siempre se ha preocupado por educar la mirada con la que vemos y desvemos2 la inteligencia. Nuestra forma de definir el intelecto ha tenido muchas implicaciones sociales. Los rasgos, capacidades o habilidades que nombramos como tal son reconocidos y valorados, generando un modelo de desarrollo de los cuerpos y de las sociedades, mientras que lo que es considerado como no-inteligente recibe desprecio y violencia. Las representaciones sociales de la inteligencia siempre se han vinculado a unos cuerpos y negado a otros (Marambio et al., 2015). Este modelo de desarrollo y crecimiento imprime en las distintas instituciones sociales (escuela, empresa, familia y ciudadanía) formas deseables o indeseables de ser y estar en el mundo. Por tanto, para entender el significado de la inteligencia es necesario aproximarnos al funcionamiento del poder en nuestra sociedad.

Nuestro objetivo es explorar las relaciones entre la cultura neoliberal y los discursos sobre la Inteligencia Emocional (en adelante IE) en YouTube. Partimos de que los conocimientos que se traducen, producen y distribuyen en las redes sociales son importantes para explicar las formas de ejercer el poder en los tiempos psicopolíticos y algorítmicos que nos conforman. Desde su aparición a mediados de los años 90, la teoría de la IE de Daniel Goleman (1996) se ha popularizado y se ha percibido como un modelo más humanista e igualitario de inteligencia que, al ser adoptado, proporciona un sentimiento de rebeldía frente a unas teorías de la inteligencia y un sistema educativo desfasados cuyo pensamiento reduccionista se centra únicamente en las capacidades lingüísticas y lógico-matemáticas del sujeto. Después de la pandemia de 2020 la salud mental y la digitalización han ganado peso en la mayoría de los países del mundo. Esta tendencia (que es anterior, pero que se vio acelerada) ha hecho que la mirada terapéutica en los medios digitales conquiste cada vez más espacio de la interacción social.

Empezamos abordando la relación entre inteligencia y poder desde los estudios de la gubernamentalidad, contextualizando el éxito de la IE con el auge del neoliberalismo. Para acabar, tratamos la IE y sus imbricaciones con los procesos de psicologización y algoritmización de la cultura en el capitalismo de plataformas a través de un análisis crítico del discurso multimodal de los canales y videos de YouTube. En los resultados, empezamos analizando cuáles y cómo son los principales canales que traducen la IE. A continuación, acuñamos el concepto de conocimientos psicopolíticos, para entender a estos canales como laboratorios de transformación personal. Más adelante, examinamos cómo estas cuentas contienen una política temporal. Después mostramos la construcción discursiva de la resignificación del fracaso. Por último, criticamos cómo estos influencers canalizan el malestar social, haciéndonos ver como enemigos de nosotros mismos.

Capitalismos, inteligencias y poder

En las sociedades disciplinarias que describe Michel Foucault (1978/2006, 1979/2007, 1983/2009), el conocimiento tiene un papel fundamental en el gobierno de las poblaciones. Las instituciones de semi-encierro (escuela, familia, hospital, fábrica…) necesitaban organizar y legitimar su existencia a través de la producción científica. El primer significado social de la inteligencia que construyó la psicología lo efectúa el Estado francés para clasificar y gobernar la infancia. Era necesaria la existencia de un espacio como la escuela, “una especie de laboratorio con variables controlables” (Rose, 1996/2022, p. 99) para reunir, clasificar y homogeneizar a todos esos infantes y pasarles una prueba, a la vez que la psicología se tenía que implicar en la producción de una particular racionalidad gubernamental del Estado que constituía a la población de nuevas formas. El test de inteligencia fue un medio de visualización, disciplinamiento e inscripción de la diferencia intelectual, es decir, construyó una particular forma de inteligencia y la hizo visible, transitable y gobernable (Rose, 1996/2022). Esto se produjo en un contexto de transformación donde el capitalismo industrial necesitaba ilustrar a las clases rurales para adaptarlas a las necesidades de la sociedad fabril, es decir, la psicología no describió la inteligencia humana, sino que la inventó a imagen y semejanza del sistema productivo (Danziger, 1979/2018). Para que el capitalismo transformara el cuerpo humano en fuerza de trabajo, el sistema industrial se instaló dentro de nosotros, en nuestros músculos, pero también en nuestra mente (Federici, 2021). Las fábricas convertían a los cuerpos en máquinas. En ese contexto, era normal que las teorías más exitosas del momento se centraran únicamente en las capacidades lingüísticas y matemáticas, reproduciendo el antiguo dualismo razón-emoción (Puleo, 2005).

Más adelante, en los años ochenta y noventa del siglo pasado, empiezan a surgir fuertes críticas a las teorías que entienden la inteligencia de manera unitaria (como una capacidad de capacidades determinada y localizada genéticamente). Se comienza a cuestionar su utilidad para predecir el éxito laboral y su relevancia para entender como pueden ser de exitosos los sujetos más allá del trabajo o la escuela (Martín Bravo et al., 2017). En este contexto, nacen un conjunto de teorías de las inteligencias que, apoyadas en los modelos del procesamiento de la información y el auge y prestigio académico de las neurociencias, empiezan a poner en entredicho las teorías de la inteligencia unitaria del coeficiente intelectual (en adelante CI). Las principales son: la teoría triárquica de Robert Sternberg (1997), la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner (2010) y las teorías de la inteligencia emocional. Estas van a entender la inteligencia como un funcionamiento cognitivo, como una estructura múltiple con distintas inteligencias, que a partir de ahora van a estar localizadas en un cerebro flexible y plástico. Se instala la idea de que la inteligencia, al igual que los músculos, se tiene que entrenar (Yatim Harkous et al., 2024).

A mediados de los años noventa del siglo veinte, La inteligencia emocional de Goleman (1996) tuvo un gran éxito, siendo, según Gardner, el libro de ciencias sociales (del momento) más leído e influyente del mundo. En sus libros posteriores, La práctica de la inteligencia emocional (2010) y en La inteligencia emocional en el trabajo (Goleman y Cherniss, 2013), Goleman desarrolla su propuesta como una teoría del rendimiento.

Para entender el éxito de la IE es importante contextualizarlo en el auge del neoliberalismo. Este sistema es un proyecto político y una racionalidad gubernamental orientada al mercado que ha transformado radicalmente el mundo (Laval y Dardot, 2013; Sennet, 2018; Ovejero Bernal, 2014). Se ha caracterizado por: 1) la mutación de las condiciones laborales, multiplicando la precariedad, inestabilidad y flexibilización laboral; 2) el desmantelamiento del Estado de bienestar, junto a la privatización e individualización de la seguridad (Beck y Beck-Gernsheim, 2003; Serrano Pascual y Fernández Rodríguez, 2018); 4) la fragmentación del espacio y el tiempo a través de la aceleración social (Han, 2015; Espluga, 2021; Rosa, 2016); y 5) la intensificación de la crisis de cuidados (Rodríguez Enríquez, 2015).

Pero, lejos de limitarse a ser una ideología política y económica, podemos pensar el neoliberalismo como una cultura que nos constituye como sujetos en un (des)orden afectivo. Algunas autoras feministas, desde el giro afectivo, defienden que cualquier orden social se conforma y se transforma configurando un orden afectivo (Ahmed, 2004/2014; 2019; Hochschild, 2008), es decir, los sentimientos y las emociones están en el centro de la política. Pero dicha centralidad, también viene de la organización sentimental y emotiva del neoliberalismo (Crespo, 2018). Las emociones y la personalidad se han convertido en una parte fundamental de los medios de producción y de consumo (Alonso Benito y Fernández Rodríguez, 2024; Santamaría, 2018). Esta forma de estructurar lo social se alimenta de un desorden anímico constante, un malestar social que se privatiza y abandona a la gestión individual (Hochschild, 2008; Rendueles,2017). Este sistema se caracteriza también por el arraigo de un ethos terapéutico y empresarial, que pone en el centro del progreso y desarrollo social la salud emocional y la autorrealización personal de los individuos y de las instituciones (Cabanas e Illouz, 2019) y, con ello, podemos hablar de un capitalismo emocional donde, cada vez más, la economía se emocionaliza y las emociones se mercantilizan y economizan (Han, 2014; Illouz, 2006/2007; Lara y Enciso Domínguez, 2013). En este contexto, la IE participa en la reelaboración de las reglas del sentimiento, y no solo describe las emociones, sino que las inventa (una vida afectiva caracterizada por ser reflexiva, cognitiva y verbalizable) prescribiendo una determinada forma de relación moral con las emociones de los demás y con las del individuo consigo mismo (Illouz, 2010).

Los conocimientos y regímenes de verdad de la disciplina psicológica, entre ellos, las teorías de la inteligencia del CI, y también las del coeficiente emocional (en adelante CE), funcionan como biopolítica, en cuanto que las escalas psicométricas que miden la IE operan inscribiendo la diferencia intelectual, al igual que lo hacen los cuestionarios del CI, creando formas de normalización, estandarización y estratificación social. En ambos casos, estas tecnologías se utilizan en pruebas de selección de personal, donde siguen discriminando a los colectivos e individuos que no se ajustan adecuadamente al modelo de rendimiento y desarrollo (Illouz, 2010). Sin embargo, la IE (entre otras) también funciona a través de la psicopolítica, es decir, implicándose en técnicas de personalización, diferenciación y auto-optimización, donde el control y la vigilancia se individualizan, haciendo que el sujeto neoliberal autodisciplinado, se autocontrole y autovigile constantemente (Han, 2014).

En estas formas psicopoliticas de gobierno, los regímenes de verdad también se transfiguran (Martínez Guzmán, 2020; Rose, 1996/2022). Algunas investigaciones han analizado críticamente las teorías de la resiliencia (Martínez Guzmán y Medina Cárdenas, 2021; De La Fabián Albagli y Sepúlveda Galeas, 2018), dando cuenta de cómo este orden social produce subjetividades heridas en constante recuperación, otras han examinado la psicología positiva y los discursos de la felicidad y sus conexiones con el neoliberalismo, poniendo el énfasis en cómo los conocimientos psicológicos ya no solo operan e intervienen en un conjunto de personas señaladas como enfermas, disciplinando al conjunto de la población, sino que el significado de la salud se reconfigura volviendo a todos los cuerpos intervenibles por la disciplina psicológica (Cabanas e Illouz, 2019; Martínez Guzmán y Medina Cárdenas, 2016).

Desde otras miradas se han centrado en la empresariarización del sujeto y de la cultura, a través de los discursos del emprendedurismo (Alonso Benito y Fernández Rodríguez, 2020; Amigot Leache, y Martínez Sordoni, 2016; Medina-Vicent y Carretero-García, 2023; Santos Ortega et al., 2021; Serrano Pascual y Fernández Rodríguez, 2018; Yatim Harkous, Fernández Rodríguez et al., 2025). Igual que a principios del siglo XX, el modelo industrial necesitaba un cuerpo y un sujeto hecho a medida del sistema industrial. Hoy, el modelo de buen ciudadano o trabajador está basado en el modelo emprendedor y en el sujeto-empresa. Desde este ángulo, podemos pensar la IE enmarcada en la transformación del modelo de desarrollo que busca convertir al sujeto-empleado en empresario de sí mismo en la sociedad del rendimiento (Han, 2014). Estas aproximaciones al poder (Amigot y Martínez 2022; Rose, 1996/2022) ponen énfasis en las tecnologías del yo que va a movilizar el capitalismo avanzado que, según Foucault (1990), son técnicas que efectúan los individuos para transformarse a sí mismos, con el fin de alcanzar felicidad, sabiduría o inmortalidad.

Cultura terapéutica y algorítmica en el capitalismo de plataformas

En las sociedades de rendimiento, las verdades psicológicas van mucho más allá de la disciplina, haciendo mutar la relación del conocimiento y el poder. Podemos hablar de psicologización de la cultura (Rodríguez, 2016) o de cultura terapéutica (Illouz, 2010; Martínez Guzmán y Medina Cárdenas, 2021) para referirnos a cómo los conceptos y discursos psicológicos se traducen3 al gran público, reproduciendo y traicionando su contenido al mismo tiempo, interpelando e impregnando a los sujetos en su vida cotidiana.

El auge de la literatura de autoayuda es una de sus expresiones. Basándose en un sujeto voluntarista, autosuficiente, invulnerable, autotrasparente y responsable de sí mismo. Entremezcla temáticas de salud, emprendimiento, positividad emocional y crecimiento personal (Espluga, 2021). La autoayuda cobra matices relevantes cuando se expande por las redes sociales. Lejos de ser neutral, la digitalización viene enmarcada en un capitalismo de plataformas donde un puñado de empresas se están apropiando de gran parte de la estructura social y situándose como intermediarias de la interacción social (Belli y Fernández Villanueva, 2021; Srnicek, 2018).

La cultura terapéutica inunda de contenido las redes sociales y los procesos de autopotenciamiento se entremezclan con los algoritmos. Erick Sadin (2020) habla de un individuo algorítmicamente asistido, donde cada vez más delegamos a sistemas informáticos decisiones en nuestra vida cotidiana. Los libros que escogemos leer, las películas o series que consumimos, el camino que escogemos para llegar a nuestro destino y la realización de las tareas diarias que realizamos en el trabajo están mediadas por los algoritmos, desde repartidores de paquetería, técnicos de recursos humanos, profesores universitarios o médicos todas las personas en mayor o menor medida estamos asistidos por ellos.

Lejos de desvincularse de la producción de subjetividades, la cultura algorítmica4 y terapéutica necesita de un sujeto adicto a sí mismo, a la producción, al consumo y a las redes sociales. Los dispositivos de poder ahora funcionan a través de dispositivos de adicción (Preciado, 2022). La adicción es la condición de posibilidad para que las plataformas acumulen nuestros datos. Pasamos muchas horas en YouTube, Instagram o TikTok porque somos prosumidores adictos a nosotros mismos y necesitamos acumular capital cultural, estar actualizados, producir una marca personal y consumir estilos de vida acordes con la racionalidad neoliberal (Espluga, 2021). En este contexto, en las redes sociales proliferan videos de autoayuda donde se instruye a autocuidar la salud, las relaciones y las finanzas bajo los parámetros de la cultura terapéutica, audiovisual y algorítmica del neoliberalismo. El individuo es asistido por las redes neuronales de YouTube en las recomendaciones de la plataforma; además, configura la visibilidad de los contenidos (ordena los videos) ajustándolos al perfil digital del usuario. Con ello, la ontología y epistemología de YouTube personalizan la experiencia de los individuos, haciendo que la realidad perceptible y los conocimientos sugeridos estén hechos a la medida del sujeto neoliberal.

Aproximación metodológica

Partimos desde una perspectiva amplia del análisis crítico del discurso (Íñiguez Rueda, 2006; Wodak et al., 2001/2003) cuyo objetivo es examinar los efectos de poder de las prácticas discursivas, sus implicaciones en la configuración de estructuras y acciones sociales, a la vez que revelar a través de qué recursos y desde qué supuestos sociales unos discursos colonizan un ámbito social y producen una determinada subjetividad. Este enfoque plantea la necesidad de que el analista intervenga en el orden discursivo, entendiendo el discurso como práctica social que mantiene y promueve ciertas relaciones de poder (Martín Rojo, 2012). Desde esta óptica, las prácticas discursivas se ponen en relación con el contexto cultural e histórico del que forman parte.

Para realizar el análisis crítico del discurso multimodal de YouTube, hemos utilizado las propuestas de: a) Gillian Rose (2021) y Araceli Serrano Pascual (2008), para analizar contextos de producción, composiciones audiovisiuales y de recepción a través de los comentarios; y b) de Gunther Kress (2010) para el análisis sociosemiótico para sistematizar el análisis de los materiales visuales y audiovisuales. Esta aproximación permite indagar cómo distintos elementos —como gestos, imágenes, secuencias, voz o las palabras— construyen conjuntamente determinados sentidos y reproducen los discursos de la inteligencia emocional en esta plataforma. El análisis también se ha nutrido de diferentes aproximaciones críticas al estudio de YouTube y las redes sociales (Sádaba y Rendueles, 2016; Yatim Harkous, Bernad i García et al., 2025).

En lo referente al proceso de recolección y muestreo, concebimos que la unidad de producción de YouTube es el canal, no el individuo. Hemos analizado tanto los canales como los videos que construyen la IE en YouTube. Siguiendo la clasificación de Julio Mejía Navarrete (2000), hemos realizado un muestreo en dos fases. En la primera, optamos por un muestreo directo seleccionando los videos con más visualizaciones, con la finalidad de captar los discursos hegemónicos de la IE en la plataforma. Los criterios de selección fueron que los videos estuvieran en español, que apareciera la etiqueta de IE (la cual, podemos hacer visibles con el programa de VidIQ) y que pertenezca a un canal que tenga cierta popularidad (con más de 400k suscriptores). Este primer muestreo facilita la selección de los canales a analizar posteriormente, para explorar el contexto de producción de los discursos de la IE y su intertextualidad con otros discursos. En la segunda fase, seleccionamos algunos videos de esos canales, siguiendo un muestreo teórico. Algunos de los temas considerados para esta selección fueron: la política temporal que promueven dichos canales, las tecnologías del yo, temáticas de género y de malestar psíquico.

El corpus de análisis son las listas de reproducción creadas, la descripción del canal, sus imágenes de presentación (su autodescripción), la imagen miniatura de los videos, los comentarios, algunas composiciones audiovisuales de los videos y la propia estructura de producción de YouTube. A través de un criterio de saturación, cerramos la muestra cuando nuevos videos que aparecían no implicaban una diferencia significativa de contenido respecto a los seleccionados previamente (Strauss y Corbin, 2016). En total, analizamos 8 canales y 24 videos. La muestra se confeccionó a principios del 2022 y el análisis terminó en diciembre de 2023. A continuación, mostramos algunos de los resultados del análisis.

Resultados

Los canales de la Inteligencia Emocional, entre finanzas y emociones

En la Tabla 1 encontramos un resumen con las cifras que describen el nivel de difusión, los formatos y la ubicación de los distintos videos y canales analizados.

Tabla 1. Datos y descripción de los vídeos y canales más populares en la traducción de la IE

Videos seleccionados

Canal de Youtube

Número de visualizaciones del video

Número de visualizaciones del canal

Número de suscriptores del canal

Formato del video

Ubicación

1

Alejandra Huerta - Inteligencia Emocional

BiiA LAB. Es un canal de autoayuda financiera donde un grupo de profesionales diversos abarcan temáticas de desarrollo personal, finanzas, marketing digital, emprendedurismo etc.

9 434 158

215 979 048

1,95 M

Charla

Estados Unidos

2

Inteligencia Emocional. Cómo controlar tus emociones

Full Perception.

Es un canal de autoayuda financiera que abarca temáticas de productividad, propósito de vida, emprendedurismo, etc.

4 800 042

81 132 553

1,26 M

Animación

México

3

Hábitos de la gente con alta inteligencia emocional/Juan Diego Gómez

Invertir Mejor.

Es un canal de autoayuda financiera que hace mucho énfasis en la libertad financiera, el éxito, el desarrollo personal y emprendedurismo. El canal vende la marca personal de Juan Diego Gómez y es un vehículo que promociona cursos de pago de educación financiera.

3 209 198

142 047 537

1,3 M

Entrevista

Colombia

4

Inteligencia emocional-El Video Que Te Cambiara la Vida-Resumen Animado

Ser-Hacer Mejor.

Es un canal de autoayuda financiera que promueve la educación financiera, el crecimiento personal y el éxito empresarial.

2 872 989

20 570 464

284k

Animación

México

5

Inteligencia emocional-Daniel Goleman-Resumen animado

Caminos de Éxito.

Es un canal de autoayuda financiera, que fomenta la productividad y las finanzas personales a través de resúmenes de libros animados.

2 728 616

84 622 091

1.15M

Animación

Colombia

6

Versión completa. Los beneficios de la inteligencia emocional para nuestros hijos. Daniel Goleman

Aprendemos Juntos 2030.

Es un canal de divulgación científica con especial presencia de la psicología positiva y las principales autoras y autores de autoayuda terapéutica.

3 057 830

807 553 498

4’02 M

Entrevista

España

7

Versión Completa. La neurociencia de las emociones. Marian Rojas-Estapé, psiquiatra y escritora

Aprendemos Juntos 2030.

19 517 698

807 553 498

4’02 M

entrevista

España

8

Versión Completa. “Las emociones impactan mucho en la inteligencia de los niños”. Elsa Punset

Aprendemos Juntos 2030.

2 354 753

807 553 498

4’02 M

charla

España

9

V. Completa. Agilidad emocional: un entrenamiento para vivir mejor. Susan David, psicóloga

Aprendemos Juntos 2030.

2 487 564

807 553 498

4’02 M

entrevista

España

10

10 Cualidades de las personas con alta Inteligencia Emocional

Psicoactiva.

Es un canal de divulgación de psicología

1 141 209

71 724 342

759 K

Animación

España

11

10 Hábitos de la Gente con Alta Inteligencia Emocional

Javier Muñiz.

Es un canal de un youtuber con temáticas variadas, pero que incluyen emprendedurismo para jóvenes, desarrollo personal, productividad o ideas de negocio, etc.

945 256

52 833 630

496 K

Monologo de youtuber

España

Sobre los tres canales más populares, en primer lugar, encontramos Aprendemos Juntos 2030: es un canal español perteneciente al banco BBVA que acumula más visualizaciones respecto a los demás, con más de 4 M de suscriptores. Este canal se creó en el año 2018 y cuenta con más de 807 M de visualizaciones, siendo uno de los canales de divulgación científica en lengua española más influyentes de YouTube. Cuenta con decenas de videos relacionados con esta temática, donde aparecen figuras de conocido renombre en la literatura de autoayuda y de la psicología positiva; 4 de los 11 videos con más visualizaciones sobre IE pertenecen a este canal. En segundo y tercer lugar están BiiA LAB (canal estadounidense) y Full perception (canal mexicano); ambos producen videos de autoayuda financiera, con 1,95 M y 1,26 M de suscriptores, y 215 M y 81 M de visualizaciones respectivamente. En total, los videos analizados que hablan de la IE acumulan más de 51 M de visualizaciones (a fecha de 27 de diciembre de 2023), de los cuales 27 M pertenecen al canal del BBVA, lo que muestra que este canal tiene un rol protagonista en la conformación de los modos de ver la inteligencia emocional.

De los ocho canales analizados, solo hay dos cuyo contenido no se vincula directamente con la autoayuda financiera, sino con la divulgación científica y la autoayuda terapéutica: 1) Psicoactiva, un canal de divulgación de psicología y salud mental; y 2) (y paradójicamente porque pertenece a un banco) Aprendemos juntos. La autoayuda financiera se puede definir siguiendo a Daniel Fridman (2019) como “un conjunto de discursos, prácticas, técnicas, interacciones y objetos a través de los cuales las personas interpretan e intentan transformar su conducta y su planificación financiera, sus posiciones sociales, sus metas y su yo” (p. 16). Este autor plantea entenderla como tecnología del yo que utilizan los individuos en su proyecto de autotrasformación. De este modo, se hace evidente el fuerte vínculo entre la IE y la autoayuda financiera. En 1997, un año después del éxito de Goleman, Robert Kawasaki publica Padre Rico, padre pobre; este libro triunfa editorialmente y acuña el concepto de libertad financiera, consistente en la capacidad de mantener un nivel de consumo determinado a través de la inversión, sin la necesidad de tener que trabajar. La libertad financiera implica también una condición interna del yo, en la cual el individuo debe superar sus temores para asumir riesgos económicos (Fridman, 2019). Podemos encontrar en el autocontrol y la autovigilancia emocional construidas por la IE la base de su vínculo con la libertad financiera.

El género en la autoayuda financiera y en la autoayuda terapéutica

La perspectiva de género es fundamental para entender el fenómeno de la IE en YouTube. La mayoría de los canales analizados (6/8) son de autoayuda financiera, un producto que consumen mucho más los hombres que las mujeres (Fridman, 2019). Si clasificamos la muestra en función del número de visualizaciones, vemos que la autoayuda terapéutica, tan popular en el canal del BBVA, es consumida en su amplia mayoría por mujeres (Espluga, 2021) y tiene el mismo peso que la financiera en la propagación de la IE. La audiencia de los distintos canales puede estar generizada, pero también su producción.

Como podemos observar en la figura 1, en el canal de Invertir mejor (2015), hablan de IE desde un programa de televisión que se llama Muy masculinos, y de fondo tienen unas fotografías de coches deportivos (proyectando el mandato masculino de la potencia).

Figura 1. La autoayuda financiera y la masculinidad hegemónica

Fuente: Invertir mejor (2015)

En contraste, la figura 2 muestra el Canal del BBVA (2018), donde la autoayuda terapéutica suele presentar dos protagonistas: una experta o experto, y una entrevistadora, que suele hacer el doble papel de madre y educadora. Esta interpelación al trabajo de la gestión emocional de las madres no aparece cuando son los hombres los que hablan de IE. La faceta de padres de los expertos o de los entrevistados tampoco. Lo cual nos lleva a pensar que la gestión emocional de la familia sigue recayendo en las mujeres.

Figura 2. La autoayuda terapéutica y el género

Fuente: Canal Aprendemos juntosl BBVA (2018)

La frontera entre la autoayuda financiera y la autoayuda terapéutica existe, pero es muy difusa. En los canales financieros hay terapeutas o se habla de terapia y en los canales terapéuticos aparecen símiles financieros o se producen y financian por un banco. En las descripciones que hacen los canales de sí mismos, se entremezclan contenidos de desarrollo y crecimiento personal, educación y libertad financiera, productividad, emprendimiento, relaciones sociales, éxito y salud. Al mismo tiempo, están muy vinculados a contenidos y visiones mercantilistas del conocimiento, la educación y las emociones (Fridman, 2019). Los mismos expertos que nos aconsejan sobre cómo manejar nuestro dinero, o cómo ser más productivos, nos enseñan a cómo gestionar nuestras relaciones sociales y nuestras emociones. Aunque en las listas de reproducción de cada canal, el crecimiento y el desarrollo personal aparezcan de forma independiente, lo económico y lo emocional se entrecruzan constantemente (Illouz, 2006/2007).

Los conocimientos psicopolíticos de YouTube como laboratorios de transformación personal

Los conocimientos de YouTube son conocimientos psicopolíticos. El espacio y el tiempo en esta plataforma están individualizados y responden en buena medida a las características de la sociedad de control, donde el movimiento de los sujetos va a constituir su espacio y tiempo virtual (Han, 2014). La aceleración del conocimiento es otra de las cualidades que describe su carácter psicopolítico. Dicha aceleración se manifiesta dentro y fuera de lo digital (Rosa, 2016); hay clases de universidad en YouTube y videos de YouTube que se proyectan en clase. En los comentarios analizados de los videos de la IE, es frecuente encontrar alumnado que tiene como deber visualizar y estudiar su contenido para el aula. Muchos de los canales analizados tienen videos para volver los procesos de aprendizaje más rápidos: resumen libros, enseñan a leer más rápido, comparten técnicas para gestionar el tiempo y volverse más productivo. Es tal la obsesión por el consumo veloz de estos videos divulgativos, que es frecuente encontrar que los comentarios más populares son los que resumen y sintetizan el contenido de los mismos.

Puede ser importante contextualizar estos procesos en la crisis de las instituciones de encierro de las sociedades disciplinarias (Deleuze, 2006). Por ejemplo, vemos cómo el Canal BiiALAB (2024) en su descripción aparece lo siguiente:

No es una universidad, es un laboratorio de transformación personal y profesional que antepone el “SER” sobre el intelecto. BiiALab te enseñará a “PENSAR” mientras te motiva a “HACER” para que logres progreso y éxito profesional.

Tanto la inteligencia emocional de Goleman (1996) como la autoayuda financiera van a criticar reiteradamente el sistema educativo tradicional, lo van a acusar de ser un sistema caduco, desfasado, que oprime las libertades y no garantiza el éxito social. El canal contrapone a las instituciones educativas tradicionales con “el laboratorio de transformación personal y profesional”, se contraponen los conocimientos biopolíticos y la psicopolítica del capitalismo de plataformas; un nuevo tipo de laboratorios que van a tener como objeto de estudio e intervención, la personalidad, los afectos, los pensamientos y las acciones de los sujetos. Si a principios del s. XX las escuelas fueron una especie de laboratorios para que pudieran inventarse los test de inteligencia e inscribirse de cierta manera las capacidades y subjetividades de los individuos para así poder gobernar a la población (Rose, 1996/2022), en el s. XXI los laboratorios son los ensamblajes que se producen en las grandes plataformas, que, con la ayuda de ingentes bases de datos, conducen la conducta a distancia, sin necesidad de reunir los cuerpos o de encerrarlos en un espacio determinado (Han, 2014). Dichos laboratorios proporcionan tecnologías del yo enmarcadas en el modelo de desarrollo neoliberal, que mimetiza el crecimiento personal con el económico y explota a los individuos a través de su propia libertad. Los conocimientos psicopolíticos de la IE no producen normalización, estandarización y estratificación, sino que funcionan a través de la personalización, la diferenciación y la auto-optimización.

Estos laboratorios de transformación personal se apropian de la promesa de éxito y progreso que las instituciones disciplinarias ya no pueden garantizar. Mediante la contraposición del “ser sobre el intelecto”, expanden el campo de intervención a la totalidad del ser.

El tiempo libre y la libertad del tiempo

Todos los canales analizados, menos uno, tenían un video dedicado a cómo ser más productivo en el tiempo libre. En Invertir mejor (2013) nos preguntan “¿Cuántos ingresos estoy generando en mi tiempo libre?”; en el canal Ser-Hacer Mejor (2017), “¿existe el tiempo libre si deseas tener éxito?”, y afirman que “lo ideal sería trabajar 16 h diarias” entendiendo “el tiempo de descanso como tiempo necesario para poder seguir trabajando”. En Full Perception (2017, 2022) y en Caminos al éxito (2018) nos instruyen a cambiar, alejarnos de las adicciones a las redes sociales, a la pornografía y al alcohol, para hacer ejercicio, leer, desarrollar aficiones y vincularnos a los demás, todo con la finalidad ineludible de producir. Con ello, acciones tan cotidianas como respirar, dormir y hacer amigos empiezan a estar sometidas a parámetros de productividad. Aquí la autoayuda financiera presenta una de sus principales paradojas. Defender la libertad financiera, a priori, significa estar a favor de descentralizar el trabajo del centro de nuestra vida. Una tarea revolucionaria que distintos movimientos sociales e intelectuales llevan siglos defendiendo. Este sueño emancipador se atomiza en estos discursos, solo el individuo autodisciplinado se vuelve el responsable de intentarlo. La contradicción más palpable se manifiesta en que en la sociedad del rendimiento todo tiempo de vida es tiempo de producción (Han, 2015). La IE como teoría del rendimiento (Goleman, 2010) participa en la descentralización del empleo a cambio de totalizar el trabajo. Esta alineación, que transforma crecimiento personal en capital, produce nuevas formas de alienación, alentadas por una política temporal neoliberal profundamente autoritaria, ya que se traduce en una enorme fuerza impersonal que nos presiona y distorsiona nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con el entorno (Rosa, 2016).

La resignificación del fracaso

En todos los canales encontramos odas al fracaso, que reconocen como una etapa necesaria para llegar al éxito. La aceleración social de la modernidad tardía hace que la misma velocidad del cambio haya cambiado. Las actitudes y los valores, las relaciones y obligaciones sociales, además de las modas y los estilos de vida, entornos, lenguajes, prácticas y hábitos, cambian cada vez más rápido. La posición social de los sujetos ha dejado de ser estable ante la política temporal del neoliberalismo (Rosa, 2016). Es decir, hoy puedes tener éxito, pero eso no te garantiza tener un futuro exitoso. Esta transformación está muy relacionada con la resignificación del fracaso. Veamos algunos ejemplos:

El canal de Aprendemos juntos 2030 (2018) del BBVA sale una entrevista a Goleman en la que afirma:

Uno de los elementos del éxito profesional y del éxito en la vida es ser capaz de recuperarse de un fracaso y un contratiempo. La vida está llena de contratiempos y obstáculos. Pero si dejas que eso te pare y no sigues intentándolo, no aprendes del error. Pero si eres capaz de ver la oportunidad que hay en esa situación, aunque estés muy enfadado por algo, controla tus emociones y sigue adelante. En otras palabras, la gente que cumple sus objetivos, no deja que le paren los obstáculos, contratiempos y frustraciones.

Para Goleman, la clave del éxito está en la recuperación y control emocional frente al fracaso. En la misma línea, el canal Full perception (2021, 4 m 41 s) dice lo siguiente:

Figura 3. Transformar las reglas del sentimiento alrededor del fracaso

Podemos observar cómo el fracaso es resignificado como un regalo, como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento personal. En dicho proceso es el sujeto el que tiene el deber de realizar esa transformación afectiva, sustituyendo orgullo y enfado por aceptación y agradecimiento. Existe una transformación en la normatividad emocional, si antes la inteligencia unitaria y la escuela nos hacían sentir mal cuando fracasábamos, ahora la inteligencia emocional quiere que nos activemos ante la oportunidad de expandir nuestra inteligencia. Vemos en la imagen de la figura 3 dos representaciones icónicas al respecto. La primera ligada al sistema educativo tradicional (en blanco y negro, como señalando su oscuridad o su frialdad) y su significado del fracaso; aparece una maestra enfadada ante la ineptitud de un estudiante cabizbajo en su pupitre individual, debajo de un reloj de pared que marca la hora escolar. En su fracaso, el niño está solo frente a la autoridad de la maestra. La segunda representación, en cambio, está coloreada y representa la mirada de la IE hacia el fracaso. En lugar del reloj disciplinario, aparece el sol que ilumina y colorea a una planta que parece crecer. En dicho crecimiento, la oscuridad de la institución disciplinaria, junto a su respectiva autoridad (encarnada en la maestra) desaparecen. Este significado de fracaso es el de la sociedad de control (Deleuze, 2006). En ambos casos, el fracaso se construye como una cuestión individual, los otros no existen. Ya sea con enfado y tristeza o con aceptación, agradecimiento y calma, en las dos situaciones el sujeto aparece aislado y solo frente al fracaso.

Fernando Vidal y Francisco Ortega (2021) analizan cómo el sí mismo en la neurocultura se materializa únicamente en el cerebro, dejando el cuerpo apartado. Analizan la ciencia ficción alrededor de este fenómeno y ponen el ejemplo de los trasplantes de cerebro donde las personas conservarían su identidad. Afirman que ahora el cerebro ocupa el lugar del alma, ya que en dichas representaciones el cerebro, a diferencia del resto del cuerpo, no envejece. El ejemplo del icono del cerebro de la composición 1 es muy revelador al respecto. El cuerpo desaparece, únicamente se encarna el sí mismo a través de la visualización de un cerebro cansado montando en bicicleta, que se cae, y que, herido y con la rueda rota, sigue su camino. Algunas autoras ecofeministas (Carrasco, 2017; Herrero, 2013, 2020) han denunciado que la modernidad se ha basado en la negación de nuestra interdependencia, en la imagen de un individuo, omnipotetente y autosuficiente que no necesita a los demás y la negación del cuerpo y la vulnerabilidad, que valora la mente o el alma como entidades esenciales independientes de un cuerpo relegado a un segundo plano. Dicha negación es la que hace verosímil y posible el significado neoliberal del fracaso. Es a través de la negación representada en esa imagen que podemos exigirles a los cuerpos que se caigan innumerables veces al suelo y que se sigan levantando en el camino al éxito. Las subjetividades heridas del neoliberalismo necesitan estar constantemente en procesos de recuperación (Martínez Guzmán y Medina Cárdenas, 2021).

Un escultor feliz haciéndose a sí mismo

El lugar del sujeto se redefine con la hegemonía de las neurociencias, lo vemos en las palabras que Marian Rojas, la psiquiatra que más libros de autoayuda vende en España, dice en el canal Aprendemos juntos 2030 (2021):

Nosotros esculpimos nuestro cerebro en tiempo real, según a qué prestamos atención. Por eso, hoy en día, según a lo que prestemos atención y la capacidad que tengamos de concentración, de atención y esa fuerza de voluntad, va a determinar en gran parte nuestra calidad de vida, nuestra calidad intelectual, nuestra calidad cognitiva, las notas de clase, pero no solo las notas, sino la capacidad que tenemos de disfrute, de conectar con las personas, con el conocimiento, con la naturaleza, con todo.

La subjetividad de los individuos va a tener que dialogar constantemente con sus estructuras cerebrales. El imperativo sigue presente: tienes que ser tú mismo, pero —añaden— esculpiendo tu cerebro. Esta metáfora vuelve a invocar la negación de la vulnerabilidad. Si la reducción del yo al cerebro hacía desaparecer al cuerpo, el cerebro ahora aparece como objeto inorgánico, descarnado, al que un sí mismo (hecho creativo y artista) debe esculpir, a través de la atención y la voluntad. Es una forma de individualización cerebrocentrada, que se vuelve un imperativo moral premiado con la inteligencia, el éxito y la felicidad. Vemos cómo en el centro de estos discursos está la optimización de los procesos psíquicos. Igual que el sometimiento a los parámetros de productividad de las emociones, también se produce con la atención y la concentración. Es decir, los conocimientos psicológicos están implicados en una psicopolítica mucho más amplia.

Por otro lado, la figura del escultor feliz que esculpe su cerebro revela las implicaciones de estos discursos con la fagocitación de la crítica al capitalismo que sucede a finales de los años sesenta, que reinventa un sistema aparentemente más humanista, creativo, feliz (Alonso Benito y Fernández Rodríguez, 2024; Boltanski y Chiapello, 2002) frente a las grandes burocracias estatales y la complejidad de las empresas piramidales que desrealizaban a sus trabajadores, hoy en día la explotación se reinventa a través de la implicación del sujeto emprendedor en su proyecto de autorrealización (Han, 2014).

El yo como enemigo: la canalización del malestar y la visualización como interiorización de la guerra

En su Introducción a la cultura visual, Nicholas Mirzoeff (2016) afirma que, al igual que internet, la visualización tiene su origen en la guerra. Eran los generales que ya no podían ver la guerra en su totalidad a través de sus ojos, los que inventaron la visualización, que es una tecnología aerotransportada para representar el mundo como campo de batalla. Siguiendo a Yayo Herrero (2020), podemos observar que vivimos en un sistema que está en guerra contra la vida. Que está en guerra con los límites psicofísicos del cuerpo humano y su vulnerabilidad. Cuyas actividades de producción y consumo están en guerra con la biosfera. Dónde el sistema sexo-género materializa la guerra contra las mujeres y los cuerpos desidentes. Una guerra de clases que explota y exprime las energías humanas para generar combustible para la competitividad y la innovación de las empresas. En este contexto bélico y psicopolítico, estos discursos se manifiestan como una recontextualización y visualización del sí mismo como un campo de batalla, donde el sujeto se visualiza como enemigo y tiene que vencerse a sí mismo. Veamos un ejemplo: en uno de estos canales de autoayuda financiera (canal Invertir mejor, 2015), surge este fragmento:

Presentador: ¿usted trajo martillo y pala para derrumbar barreras? … es mi trabajo ser el intérprete de lo que las personas pueden estar pensando en sus casas, ahí al frente de su computadora, de su televisor y es el tema de: tengo miedo, ósea, me da miedo realmente dejar mi trabajo, dejar ese sueldo, detesto y odio mi empleo, pero me paga las deudas, y es el miedo lo que no me deja avanzar…

Juan Diego: sin duda, yo considero que la mayoría de la gente no progresa no porque le falte dinero, sino porque le sobra miedo.

Vemos que las únicas barreras que existen para estos discursos son las mentales. Nos dicen que su objetivo es derrumbarlas, transformar la mente. El presentador sabe que muchas de las personas que le escuchan viven en condiciones precarias, sufren un gran malestar que les inflige un trabajo que detestan, pero que no pueden dejarlo porque están endeudados. Para dichos discursos, el problema no está en la explotación laboral, en el sobrendeudamiento o empobrecimiento masivos que hay en el régimen neoliberal, y en el malestar corporal y emocional que puede generar. Esas barreras sistémicas se desven. Y lo que propician es interiorizar la guerra de clases entrando a martillazos en nuestra mente, intervenir en nuestros miedos para hacernos empresarios de nosotros mismos.

En los comentarios de este video (Invertir mejor, 2015) encontramos a varias personas que afirman haber dejado su trabajo y haber empezado a emprender en sus propios negocios:

Juan Diego, yo gracias a ti dejé mi trabajo de 9 años. claro el último año ya no era feliz y después de escucharte en varios videos pues me animé y así de un día a otro renuncié y hoy ya paso un año y medio que soy mi propia jefa y aunque todavía no gano lo que ganaba en mi trabajo, cada vez me va mejor y me arrepiento de no haberlo hecho antes. hoy gracias a tus consejos soy muy feliz.

La mujer nos cuenta cómo estos discursos le animaron a quitarse el miedo y a dejar un trabajo después de nueve años. Estos ejemplos animan a otros usuarios a emprender el mismo camino, que se construye como el camino a la felicidad. Vemos cómo estos videos pueden llegar a influir de manera significativa en la vida de las personas. En los comentarios no hay una persona que diga que ha dejado su trabajo gracias a estos videos y que le ha ido mal y que ahora es más infeliz. Posiblemente, el fracaso no se comparte si no has conseguido previamente el éxito (Espluga, 2021).

Estos canales encauzan el malestar social, dicho malestar es la base sobre la cual se sostienen sus millones de visualizaciones. Prueba de ello es que este canal, el de Invertir mejor (2018), tiene un video llamado “Un mensaje para los que se quieren suicidar / Juan Diego Gómez”, donde da consejos a las personas para que no lo hagan. Canalizan el malestar, evitando su politización, interiorizando la guerra contra la vida que sostiene el orden neoliberal del mundo.

Conclusión

Hemos mostrado algunos de los resultados más relevantes de una investigación que explora y analiza el contexto de producción de los canales y videos más influyentes en la construcción del significado de la IE. En este trabajo hemos explorado la construcción hegemónica del significado de la IE en YouTube, desvelando sus conexiones con el modelo de desarrollo de la cultura neoliberal. Observamos cómo, para construir la mirada neoliberal (Mirzoeff, 2016) al fracaso, estos discursos desven la vulnerabilidad, el cuerpo y la interdependencia humana, haciendo que las emociones aparezcan frías y desvinculadas de las condiciones materiales.

Desde los estudios de la gubernamentalidad podemos observar que, si las instituciones y sociedades disciplinarias fueron una especie de laboratorio para reunir y clasificar a la población (y para producir conocimientos para visualizar y disciplinar subjetividades [Rose, 1996/2022]), en las sociedades de control actuales (Deleuze, 2006) las redes sociales actúan como laboratorios de transformación personal, que reúnen en la dispersión y producen conocimientos que nos gobiernan a distancia, proporcionándonos tecnologías del yo (Foucault, 1990) bajo un modelo de desarrollo neoliberal.

La cultura algorítmica y terapéutica sustituye el encierro por la adicción (Preciado, 2022). Este proceso psicopolítico resignifica la autoridad y la capacidad de los conocimientos psicológicos de interpelar y conformar las subjetividades, son sapiencias inestables que construyen subjetividades de forma más frágil porque el sujeto neoliberal es un sujeto siempre inacabado, en perpetua construcción y reparación de sí mismo. La autoridad de estos conocimientos se basa más en un vínculo performativo que en su relación con un método científico o con una verdad disciplinaria. La adicción a las redes sociales es su condición de posibilidad, la cual es una adicción a la autoproducción, autorrealización y al autocontrol (Espluga, 2021), pero también es fruto de la depresión. Nos enganchamos a la cultura neoliberal y a las redes sociales para cumplir con el imperativo de ser nosotros mismos, pero también porque estamos hartos, cansados y enfermos de serlo.

Hemos mostrado cómo los conocimientos psicopolíticos de YouTube se sirven de la personalización, diferenciación y optimización para ejercer el poder y se rigen por espacios y tiempos individualizados, fragmentados y acelerados, que participan en formas renovadas de autoritarismo (Rosa, 2016). Si una de las críticas a las teorías unitarias de la inteligencia es que no podían predecir el éxito social más allá del trabajo (Martín Bravo et al., 2017), podemos criticar a la IE por someter a parámetros de productividad a todas las facetas y tiempos de la vida. Si bien los test del siglo pasado fueron duramente criticados por ser reduccionistas y construir una inteligencia limitada a las capacidades lógico-matemáticas y lingüísticas de los sujetos, despreciando todas las demás (Goleman, 1996), podemos criticar a las teorías de las inteligencias que emergen con el neoliberalismo (entre ellas la IE) por ser expansionistas, y querer intervenir y optimizar bajo el imperativo de rendimiento demasiadas capacidades humanas. Los test del CI surgieron en un tiempo donde había que ilustrar a las clases rurales para el trabajo industrial (Danziger, 1979/2018). La IE emerge en un momento donde hay que convertir a los trabajadores en emprendedores y terapeutas de sí mismos. Este ethos terapéutico y empresarial feminiza la vida afectivo-económica, en cuanto que generaliza a toda la población prácticas y experiencias tradicionalmente feminizadas, como el autoescrutinio y la autoproblematización constantes, pero también la masculiniza, en cuanto que la vida afectiva es reconocida solo si está al servicio de la dominación (Carretero García y Borges Gómez, 2023).

Hemos definido la inteligencia como una estructura de distribución de reconocimiento y violencia y un modelo de desarrollo para la vida humana. La IE es una teoría del rendimiento que instaura un modelo de crecimiento personal sin límites. Estas cuentas de YouTube canalizan el malestar, recontextualizan las emociones y los problemas sociales. Creemos importante politizar el malestar social, el fracaso y el inconformismo, más allá de la fagocitación de la crítica social del neoliberalismo y sus discursos de guerra.

En futuras investigaciones puede ser interesante la aproximación desde y con los usuarios, analizar cómo las redes neuronales de la plataforma ordenan estos videos en función del género, la clase social o el malestar psicosocial. Ver cómo los sujetos buscan los videos de autoayuda financiera y terapéutica y cómo dichos videos les persiguen a ellos a través de las recomendaciones. Es decir, ahondar más en la interacción entre las agencias humanas y no humanas de este fenómeno psicosocial. Puede ser relevante profundizar en los actores que participan en la producción de los videos, sus estructuras organizacionales y de propiedad. Que un banco sea el dueño del canal más influyente de autoayuda terapéutica es revelador. Sin embargo, la influencia de los intereses financieros no se limita a la divulgación en YouTube, sino que en el libro de La IE en el trabajo de Goleman (2013) vemos que hay un conjunto de entidades bancarias financiando las investigaciones que se producen alrededor de la IE. Por otro lado, el contexto de recepción explorado en nuestra investigación abarca únicamente los comentarios de los consumidores, pudiendo observar el alto impacto que tienen estos videos en la vida de las personas y su amplia presencia en el sistema educativo. Pero falta aún conocer más acerca del contexto y la posición situada de las personas que visualizan estos contenidos.

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Wissam Yatim Harkous

Doctor en Persona y sociedad en el mundo contemporáneo por la UAB y profesor en el área de psicología social en la Universidad Jaume I de Castellón. Sus principales intereses giran en torno a los estudios de la gubernamentalidad y el giro afectivo.
yatim@uji.es
https://orcid.org/0000-0001-5669-4425

Antar Martínez Guzmán

Doctor en Psicología Social y Maestro en Investigación en Psicología Social por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Es miembro del grupo de investigación Fractalidades en Investigación Crtítica (FIC) de la UAB. Actualmente, es Profesor-Investigador en la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima.
antar_martinez@ucol.mx
https://orcid.org/0000-0003-4074-2327

Joan Carles Bernad i García

Doctor en Psicologia Social y Psicologia de las Organizaciones por la Universitat de València (UV, España). Es miembro del Grupo de Investigación en Transiciones Educativas, Resistencias, Relaciones de Género, Exclusiones y Salud (TERRES) de la UV. Actualmente, es profesor en el Departament de Psicologia Social de la Facultat de Psicologia en la UV.
joan.C.Bernad@uv.es
https://orcid.org/0000-0002-9376-1225

Formato de citación

Yatim-Harkous, Wissam; Martínez-Guzmán, Antar, & Bernad i García, Joan Carles. (2025). Psicopolítica de la inteligencia emocional en la cultura terapéutica y algorítmica de YouTube. Quaderns de Psicologia, 27(2), e2150. https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.2150

Historia editorial

Recibido: 25-03-2024
1ª revisión: 02-10-2024
Aceptado: 12-12-2024
Publicado: 29-08-2025

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1 Este trabajo ha sido realizado en el marco del programa de doctorado en Persona y Sociedad en el Mundo Contemporáneo de la Universidad Autónoma de Barcelona.

2 Mirzoeff (2016), en su nueva Introducción a la cultura visual, acuña el concepto desver, refiriéndose a como la globalización neoliberal se sostiene más por lo que oculta que por lo que revela.

3 Para saber más acerca del concepto Latouriano de traducción y la sociología simétrica véase Miquel Domènech y Francisco Tirado Serrano (1998).

4 Ted Striphas acuñó el concepto de cultura algorítmica para referirse al protagonismo creciente de los procesos computacionales en las decisiones, el trabajo y consumo cultural (Rodríguez, 2018).