Quaderns de Psicologia | 2023, Vol. 25, Nro. 3, e1878 | ISNN: 0211-3481 |

https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1878

Agresividad en delincuentes juveniles colombianos y su relación con la agresividad parental

Aggressiveness in Colombian juvenile delinquents and its relationship with parental aggressiveness

Jorge Emiro Restrepo

Tecnológico de Antioquia

Sergio Andrés Acosta-Tobón

Instituto Psicoeducativo de Colombia
Institución Universitaria de Envigado

Resumen

La hostilidad de los padres puede generar en los niños la formación de estilos de pensamiento y acción que los pone en riesgo de desarrollar comportamientos inadaptados socialmente. Se realizó un estudio ex post facto cuantitativo de nivel descriptivo-correlacional para analizar los comportamientos agresivos en delincuentes juveniles colombianos y sus relaciones con los mismos comportamientos en sus padres y madres. Participaron 115 jóvenes (con sus madres y sus padres) de sexo masculino que estaban en internamiento preventivo por diferentes delitos. Se aplicaron cinco autoinformes para medir diferentes formas de agresividad en los jóvenes, sus madres y sus padres. Salvo en la hostilidad, los jóvenes tuvieron puntuaciones mayores que sus madres y/o sus padres en todas las demás formas de agresividad. Respecto a la agresividad apetitiva, los jóvenes y sus padres tuvieron mayores puntuaciones que sus madres. Se encontraron múltiples correlaciones entre las diferentes formas de agresividad de jóvenes, madres y padres.

Palabras clave: Agresión; Hostilidad; Delincuencia juvenil; Relaciones Padres-Hijo

Abstract

Parental hostility can generate in children the formation of thinking and action styles that put them at risk of developing socially maladaptive behaviors. An ex post facto quantitative descriptive-correlational study was carried out to analyze aggressive behaviors in Colombian juvenile delinquents and their relationships with the same behaviors in their fathers and mothers. A total of 115 male juveniles (with their mothers and fathers) who were in pretrial detention for different offenses participated. Five self-reports were applied to measure different forms of aggressiveness in the youths, their mothers and fathers. Except for hostility, the youths had higher scores than their mothers and/or fathers in all other forms of aggression. Regarding appetitive aggression, youths and their fathers had higher scores than their mothers. Multiple correlations were found between the different forms of aggression of youths, mothers and fathers.

Keywords: Aggression; Hostility; Juvenile Delinquency; Parent-Child Relationships

INTRODUCCIÓN

La delincuencia y la criminalidad juvenil en Colombia es una preocupante problemática social. Una cifra alarmante de jóvenes con edades entre los 14 y los 17 años está participando en actividades contrarias a la ley y está exhibiendo conductas antisociales como el hurto, el porte y tráfico de estupefacientes, el secuestro, la extorsión, las lesiones personales y el homicidio. Entre 2006 y 2018, según estadísticas del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA) en Colombia, un total de 255 455 adolescentes (19 000 en promedio por mes) han ingresado a este sistema especializado, que investiga y juzga los delitos cometidos por menores de 18 años. El 88 % de estos jóvenes han sido hombres y el 67 % han tenido entre 16 y 17 años de edad en el momento del ingreso. Hasta uno de cada tres jóvenes que ha cometido un delito puede llegar a reincidir (Robertson et al., 2020). Tal situación aumenta el riesgo de que estos comportamientos persistan, aumenten o se agraven cuando sean mayores, lo cual afectaría significativamente sus propias vidas, las de sus familias y la vida social. Medellín, después de Bogotá, es la ciudad de Colombia donde más ingresos al SRPA se registran año tras año.

Las conductas delictivas y los comportamientos criminales en los jóvenes normalmente se presentan debido a factores aditivos, interactivos o secuenciales en varios dominios y en diferentes momentos del desarrollo. En el dominio individual, entre los 6 y los 11 años de edad, ser hombre, el consumo de sustancias, la agresión, la hiperactividad, ciertos comportamientos problemáticos, la exposición violencia en la televisión, problemas médicos o físicos, bajo cociente intelectual, actitudes y creencias antisociales y la deshonestidad se han considerado como factores de riesgo. En este mismo rango de edad, existen factores de riesgo familiar, como el bajo nivel socioeconómico/pobreza, padres antisociales, mala relación entre padres e hijos, disciplina dura, laxa o incoherente, separación de los padres, padres abusivos o la negligencia (Hawkins et al., 2000; U.S. Department of Justice, 2001).

Entre los 12 y los 14 años, las infracciones o faltas generales, la intranquilidad (nerviosismo), la dificultad de concentración, la toma de riesgos, la impulsividad, el ser hombre, el escaso autocontrol, la agresión, la violencia física, las actitudes y creencias antisociales, los delitos contra las personas, los comportamientos problemáticos (antisociales), el bajo cociente intelectual y el consumo de sustancias son factores individuales que pueden contribuir al comportamiento delictivo o criminal (Curcio et al., 2017; Steketee et al., 2013). Si a estos factores se les suman una mala relación entre padres e hijos, disciplina dura o laxa, control y supervisión deficientes, baja participación de los padres, padres antisociales, bajo nivel socioeconómico/pobreza, padres abusivos, o conflicto familiar habrá mayor probabilidad de que se configure una conducta contraria a la ley (Aaron y Dallaire, 2010; Church et al., 2012; Hoffmann y Dufur, 2018; Simmons et al., 2018). Estos factores individuales y familiares pueden interactuar con una mala actitud, bajo rendimiento académico o fracaso escolar; con vínculos sociales débiles, compañeros o pares antisociales o delincuentes y pertenencia a pandillas; o con desorganización, delincuencia, drogas o crímenes en los barrios (Hawkins, 2000).

De acuerdo con David Farrington (1998), los mayores predictores a largo plazo de la delincuencia juvenil son: factores biológicos (baja frecuencia cardíaca), factores individuales (alta impulsividad y baja inteligencia), factores familiares (poca supervisión, disciplina severa, un padre violento, una familia numerosa, una madre joven, una familia desestructurada), la delincuencia entre pares, el bajo nivel socioeconómico, residencia urbana y un barrio de alta criminalidad. Respecto a las influencias situacionales inmediatas, la ira es uno de los motivos principales. Los comportamientos agresivos constantes en la niñez han sido identificados como un predictor de conductas delictivas y criminales en la adolescencia, especialmente en hombres (Moffitt, 1993). Cuando se ha comparado la agresión en la infancia con la violencia en la juventud, los resultados muestran una alta predictibilidad (Pulkkinen, 1987). Las valoraciones de los profesores sobre la agresividad a los seis años predijeron las detenciones por delitos de jóvenes afroamericanos (McCord y Ensminger, 1995).

La hostilidad de los padres puede generar en los niños la formación de estilos de pensamiento y acción que los pone en riesgo de desarrollar comportamientos inadaptados socialmente. Los ambientes familiares severos, hostiles e impredecibles se asocian con una estrategia de vida rápida en los jóvenes, caracterizada por altos niveles de búsqueda de sensaciones y bajos niveles en el control de los impulsos, estimación de los demás, supresión de la agresión y orientación hacia el futuro. Los jóvenes con esta estrategia de vida tienden a tener un comportamiento agresivo, violento y antisocial (Simmons et al., 2019). Este efecto del ambiente familiar y el comportamiento de los padres sobre la conducta de los niños y los adolescentes podría explicarse como consecuencia del aprendizaje vicario, según la teoría del aprendizaje social (Bandura y Walters, 1977). Los padres están dentro de los principales organizadores del comportamiento y tienen un rol transcendental como modeladores de la agresividad en los niños y los adolescentes (Goodnight et al., 2017; Marler et al., 2005).

De acuerdo con la hipótesis de la exposición, los niños que presencian conflictos maritales son más propensos a ser agresivos. Según Mark Cummings et al. (2004), la simple exposición al conflicto entre madre y padre aumenta la probabilidad de agresividad infantil, aunque hay variaciones en función del tipo de conflicto (p. ej., si hay expresión de emociones negativas, si el tema de discusión es amenazante para el niño, entre otras). El mal funcionamiento y los conflictos familiares se han asociado, también, con la delincuencia juvenil (Cui et al., 2005). Concretamente, Ming Cui et al. (2007) probaron que el conflicto marital sobre la crianza de los hijos predijo significativamente la delincuencia de los adolescentes a través del tiempo. No hay consenso sobre el momento evolutivo en que resulta más perjudicial ser testigo de los conflictos. Algunos estudios sugieren que lo es durante la edad preescolar (Mahoney et al., 1997), mientras que otros sostienen que lo es durante la adolescencia (Sim y Vuchinich, 1996). Otros no encuentran diferencias (Davies y Cummings, 2006). Sin embargo, parece ser que la adolescencia es un periodo de mayor vulnerabilidad (Galiano y Duarte, 2011).

Entonces, las relaciones padres/hijos durante la infancia y la adolescencia conforman un complejo sistema de variables (supervisión parental, tipos de crianza, estilos parentales, vínculos afectivos, conflictos, etc.) que constituyen factores predisponentes, precipitantes o mantenedores de la agresividad juvenil. Sin embargo, la mayoría de estos estudios se han realizado con población normal escolarizada (Batool y Bond, 2015; Montero-Montero et al., 2020; Lakhdir et al., 2020; Ojedokun et al., 2013; Sharma, 2016). Asimismo, existe una amplia literatura sobre la agresividad juvenil en población normal (Estévez et al., 2018; Robles-Haydar et al., 2021; Sánchez, 2018), pero no se encuentran estudios que analicen la agresividad de padres y madres de jóvenes delincuentes. La presente investigación se concentró exclusivamente en la agresividad debido a este vacío en la literatura. En este sentido, este estudio debe ser considerado exploratorio.

La agresividad es un comportamiento que puede manifestarse de múltiples formas, lo que ha llevado a la elaboración de una variada taxonomía o subtipos (Bushman y Huesmann, 2010). Los estudios sobre agresividad en delincuentes juveniles han analizado, sin evaluar la relación con la agresividad parental, la agresión verbal, la agresión física, la ira y la hostilidad (Jurczyk y Lalak, 2020), la agresividad relacional o interpersonal (Taylor y Borduin, 2014), y la agresividad proactiva y reactiva (Smithmyer et al., 2000). La presente investigación tuvo como objetivo comparar y correlacionar diferentes tipos de comportamientos agresivos (agresividad apetitiva, agresividad física, agresividad verbal, ira, hostilidad, agresividad reactiva, agresividad proactiva, motivos para la agresión, comportamientos agresivos y situaciones agresivas) en una muestra de jóvenes delincuentes colombianos, sus madres y sus padres.

METODOLOGÍA

Contexto

El estudio se desarrolló con jóvenes de un centro de internamiento preventivo que se encontraban en proceso de judicialización, aún no sancionados, pero privados de la libertad por jueces de control de garantías de los distritos judiciales de Medellín y Antioquia. Este centro de internamiento es un programa del Instituto Psicoeducativo de Colombia —IPSICOL—, que es una institución sin ánimo de lucro, operadora de programas del SRPA en Colombia. IPSICOL funciona acorde con los lineamientos establecidos por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar en el marco del Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098, 2006). El SRPA fue establecido para investigar y juzgar a personas que tuvieran entre catorce y dieciocho años al momento de cometer un delito.

Diseño y objetivos

Se realizó un estudio ex post facto cuantitativo de nivel descriptivo-correlacional para: a) contrastar los diferentes comportamientos agresivos entre jóvenes, madres y padres; b) comparar los diferentes comportamientos agresivos entre las madres y los padres de acuerdo con la presencia o ausencia de trastorno psicológico; c) comparar los diferentes comportamientos agresivos de los jóvenes de acuerdo con la presencia o ausencia de trastorno psicológico en sus madres y padres; y d) determinar las correlaciones bivariadas entre los comportamientos agresivos entre los tres grupos.

Participantes

IPSICOL (Medellín, Colombia) tiene una población de 200 jóvenes que han cometido algún tipo de delito. De esta población, se seleccionaron, mediante un muestreo por conveniencia, 115 jóvenes (nivel de confianza = 90 %; margen de error = 5 %), sus madres y sus padres (N = 345). Todos los participantes fueron de sexo masculino y se encontraban en internamiento preventivo por delitos como hurto (40.0 %), homicidio (29.6 %), secuestro/extorsión (20.0 %) o porte/tráfico de estupefacientes (10.4 %). Todas las madres (n = 115) y los padres (n = 115) eran parientes en primer grado. Se incluyeron jóvenes mayores de 16 años; que tuvieran, mínimo, quinto grado de educación primaria; con cociente intelectual superior a 90 puntos en la Escala de Inteligencia de Wechsler; que hubieran permanecido mínimo un mes en el Centro de Internamiento Preventivo (para descartar intoxicación por consumo de sustancias psicoactivas); y cuyos familiares de primer grado estuvieran comprometidos activamente con su proceso de judicialización. Se excluyeron jóvenes que cumplieran con criterios de trastornos generalizados del desarrollo, trastornos mentales orgánicos, esquizofrenia, trastorno esquizotípico y/o trastornos de las ideas delirantes (evaluados mediante la Entrevista Neuropsiquiátrica Internacional —MINI—); que tuvieran discapacidad auditiva, visual, sensorial o motora; que no tuvieran familiares en primer grado de consanguinidad (padre y madre); o que hubieran manifestado su deseo de no participar en la investigación.

El grupo de jóvenes tenía edades entre los 16 y los 19 años (M = 17.1; DE = .63), el grupo de madres, entre los 32 y los 56 años (M = 41.9; DE = 4.9), y el grupo de padres, entre los 35 y los 62 años (M = 44.8; DE = 5.6). El 38.3 % de los jóvenes presentó antecedentes delictivos, al igual que el 28.7 % de las madres y el 60.9 % de los padres. Casi la mitad de los jóvenes (40.0 %) eran hijos únicos y prácticamente todos estaban cursando o habían cursado algún grado de secundaria (97.4 %). La mayoría de las madres (80.0 %) y los padres (73.0 %) no terminó la educación secundaria. El 80.0 % de las familias tenían un estrato socioeconómico bajo. Poco más de la mitad de los jóvenes estaba estudiando (55.7 %). Casi la tercera parte de ellos (27.0 %) ni estudiaba ni trabajaba.

Todos los jóvenes reportaron tener antecedentes familiares de enfermedad mental, la mitad de las madres también lo reportó (50.4 %), y la mayoría de los padres (77.4 %). Todos los jóvenes tenían diagnóstico de trastorno de la conducta. Los trastornos psicológicos en las madres fueron: trastorno afectivo bipolar (27.0 %), trastorno depresivo (13,9 %), trastorno por consumo de sustancias (7,8 %) y esquizofrenia (1.7 %). Los trastornos psicológicos en los padres fueron: trastorno por consumo de sustancias (60,9 %), trastorno por déficit de atención con hiperactividad (7,8 %), esquizofrenia (5,2 %) y trastorno depresivo (4,3 %). Ninguno de los jóvenes estaba tomando psicofármacos. El 11.3 % de las madres y el 2.6 % de los padres, sí.

Procedimiento

los instrumentos fueron aplicados individualmente por psicólogos tanto a los adolescentes como a sus madres y sus padres. A todos se les informó sobre el objetivo del estudio, se les explicó en qué consistía su participación y se les aclararon los alcances y los límites de la investigación. Todos firmaron un consentimiento informado. El estudio se realizó considerando la ley 1090 de 2006 (código deontológico y bioético del psicólogo) del Congreso de la República de Colombia y la resolución 8430 de 1993 (normas científicas, técnicas y administrativas para la investigación en salud) del Ministerio de Salud. El proyecto fue aprobado por IPSICOL.

Instrumentos de medición

Escala de Agresión Apetitiva

La escala de Agresión Apetitiva (EAA) fue desarrollada por Roland Weierstall y Thomas Elbert (2011) como un instrumento para la evaluación de la atracción humana por la violencia, es decir, la recompensa relacionada con la violencia. Está compuesto por 15 ítems y es un instrumento con una adecuada estructura factorial unidimensional y consistencia interna (Alfa de Cronbach = .85). Las preguntas se responden en una escala Likert de 5 puntos que va de 0 (en desacuerdo con la pregunta dada) a 4 (de acuerdo con la pregunta dada). Algunas de las preguntas son: “¿Le gusta escuchar a otras personas que le cuentan historias de cómo mataron a otras personas?”, “¿Te gusta incitar a tus compañeros a pelear?”, ¿Te resulta más divertido derrotar al adversario?”, ¿Has hecho daño a otros, sólo porque querías, sin tener una razón o una orden?

Inventario de Motivos para la Agresión

Inventario de Motivos para la Agresión (IMA) fue desarrollado y validado por Fernando Juárez y Maribel Montejo (2008) con población colombiana para valorar motivos que impulsan a una persona a realizar actos agresivos. Está compuesto por 26 ítem que se responden con alguna de tres opciones (casi nunca o nunca, a veces, bastante). Es un instrumento de un solo factor que evalúan diferentes motivos que han sido considerados por diferentes teorías sobre la agresión, como la teoría conductista (“Así consigue tener lo que quiere”), la teoría del interaccionismo social (“Han sido injustos con usted”), la teoría de la impulsividad (“No se puede controlar”), la teoría del afecto negativo (“Algo le ha producido malestar emocional”), la teoría de la autoestima (“Tienen que respetarle”), la teoría de los valores (“Es necesario defender los valores”), la teoría del conflicto (“Tiene que resolver algún conflicto”), y las teorías fisiológicas y biológicas (“Muchas veces es natural reaccionar así”). El instrumento demostró un nivel adecuado de confiabilidad mediante los coeficientes de homogeneidad de los ítems (correlación ítem-total). El Alfa de Cronbach fue de 0.91. La validez del constructo se determinó realizando un análisis factorial. Mediante la prueba de Bartlett se comprobó que las correlaciones entre las medidas eran adecuadas (χ2 pi= 3573.667, gl = 325, p = 0.00) al igual que la muestra (Kaiser-Meyer-Olkin, p = 0.91).

Inventario de Situaciones y Comportamientos Agresivos

El Inventario de Situaciones y Comportamientos Agresivos (ISCA) fue desarrollado y validado por Juárez y Montejo (2008) con población colombiana. Tiene un estructura factorial de dos subescalas con ítems que se contestan con tres opciones de respuesta (casi nunca o nunca, a veces y bastante): la escala de comportamientos agresivos, conformada por nueve ítems sobre diferentes tipos de agresión, por ejemplo: agresión física, agresión verbal, amenaza, coacción verbal, entre otras; y la escala de situaciones, conformada por 13 ítems, que describe situaciones en las se presentan los anteriores comportamientos, por ejemplo: relacionados con la economía familiar o personal, problemas de salud, problemas de trabajo, entre otras. El Alfa de Cronbach fue de 0.87. En el análisis factorial, mediante la prueba de Bartlertt, se comprobó que las correlaciones entre las medidas eran adecuadas (χ2 = 2324.372, gl = 231, p = 0.00); de igual forma la prueba de Kaiser-Meyer-Olkin tuvo un valor adecuado (p = 0.87).

Cuestionario de Agresión de Buss-Perry

El Cuestionario de Agresión de Buss-Perry (BP-AQ) fue desarrollado por Arnold Buss y Mark Perry (1992), a partir de un instrumento previo, el Inventario de Hostilidad (Buss y Durkee, 1957). La versión original del AQ está compuesta por 29 ítems, pero la adaptación española (Vigil-Colet et al., 2005) encontró una versión más corta con mejores propiedades psicométricas. Esta versión de 20 ítems fue adaptada con población colombiana (Chahín-Pinzón et al., 2012) y conservó la estructura factorial original de cuatro dimensiones: agresividad física, agresividad verbal, ira y hostilidad. Todos los factores presentaron adecuados niveles de fiabilidad evaluados mediante el coeficiente de consistencia interna. El Alfa de Cronbach total fue de 0.82. La estructura de cuatro factores proporcionó adecuados índices de ajuste del modelo: CFI = 0.92, NFI = 0.90 y RMSEA = 0.049 (I.C. al 90 %: 0.044 - 0.057).

Cuestionario de Agresión Reactiva y Proactiva

El Cuestionario de Agresión Reactiva y Proactiva (RPQ) (Raine et al., 2006) está compuesto por 23 ítems con tres opciones de respuesta de 0 a 2 (nunca, algunas veces y frecuentemente), diseñado para medir la agresividad reactiva y la agresividad proactiva. La versión original del instrumento tiene una estructura de dos factores con buenos indicadores de bondad de ajuste. También tiene adecuados valores de consistencia interna para cada factor (Agresividad Reactiva α = .84; Agresividad Proactiva α = .86) y en total (α = .90). Adicionalmente, demostró validez de constructo, de criterio, convergente y discriminante. En la presente investigación se utilizó la versión en español de 23 ítems analizada con adolescentes españoles (Rodríguez et al., 2009). Esta versión demostró adecuadas propiedades psicométricas en cuanto de validez de constructo. El modelo de dos factores mostró los mejores indicadores de bondad de ajuste.

RESULTADOS

La Tabla 1 contiene las medidas de resumen y la comparación de los diferentes comportamientos agresivos entre jóvenes, madres y padres. En todos los comportamientos agresivos se presentaron diferencias estadísticamente significativas en algunos de los grupos. Las medias de agresividad apetitiva, física, proactiva y situaciones agresivas fueron mayores en los jóvenes al compararlas con sus madres, y mayores en los padres al compararlos con las madres. Las medias de los motivos para la agresión, los comportamientos agresivos y la agresividad reactiva fueron mayores en los jóvenes al compararla con sus madres y sus padres. La agresividad verbal fue mayor en los jóvenes al compararla con los padres, y en las madres al compararla con los padres. La hostilidad fue mayor en los padres al compararla con las madres. La ira fue mayor en las madres y en los padres al compararla con los jóvenes.

 

Jóvenes (J)

Madres (M)

Padres (P)

Comparaciones múltiples

 

M

DE

M

DE

M

DE

HSD Tukey

Apetitiva

45.7

4.9

33.3

4.7

46.0

5.1

J > M (p < .00); P > M (p < .00)

Motivos

62.1

5.8

56.2

5.6

57.6

5.8

J > M (p < .00); J > P (p < .00)

Física

20.1

2.0

17.6

2.5

20.7

2.5

J > M (p < .00); P > M (p < .00)

Verbal

12.1

1.7

12.3

1.5

6.2

1.0

J > P (p < .00); M > P (p < .00)

Ira

11.4

1.5

12.2

1.9

12.2

2.0

M > J (p < .00); P > J (p < .00)

Hostilidad

14.8

1.7

14.4

2.1

15.3

1.8

P > M (p < .00)

Comportamientos

22.1

1.8

21.1

2.3

21.1

2.0

J > M (p < .00); J > P (p < .00);

Situaciones

32.2

3.0

30.3

2.8

32.2

2.8

J > M (p < .00); P > M (p < .00)

Reactiva

16.7

1.6

14.2

1.9

15.5

2.0

J > M (p < .00); J > P (p < 0.00)

Proactiva

17.8

2.1

16.5

1.8

17.3

1.9

J > M (p < .00); P > M (p < .00)

Tabla 1. Medidas de resumen y comparación de los diferentes comportamientos agresivos entre jóvenes, madres y padres

La Tabla 2 muestra la comparación de los comportamientos agresivos entre madres y padres con o sin trastorno psicológico. Al comparar las madres, aquellas con trastorno psicológico, tuvieron una media más baja en agresividad física, pero una media más alta en cuanto a las situaciones agresivas. No hubo ninguna otra diferencia estadísticamente significativa. Respecto a los padres, aquellos con trastorno psicológico presentaron una media más alta en la agresividad apetitiva y la agresividad verbal, al compararlos con el grupo de padres sin trastorno. No hubo ninguna otra diferencia estadísticamente significativa.

 

Madres

Padres

 

Sin trastorno (n = 57)

Con trastorno (n = 58)

Sin trastorno (n = 25)

Con trastorno (n = 90)

 

 

M

DE

M

DE

p

M

DE

M

DE

p

Apetitiva

32.78

5.12

33.94

4.35

.19

43.72

3.70

46.72

5.32

.00

Motivos

55.56

5.99

56.94

5.25

.18

57.60

6.01

57.67

5.87

.95

Física

18.38

2.27

16.98

2.58

.00

20.36

2.76

20.78

2.42

.45

Verbal

12.43

1.53

12.18

1.50

.38

5.84

1.10

6.36

1.05

.03

Ira

12.36

2.13

12.17

1.80

.59

11.88

2.14

12.35

1.96

.29

Hostilidad

14.40

2.38

14.48

2.01

.84

15.60

1.91

15.25

1.82

.41

Comportamientos

20.98

2.44

21.20

2.26

.61

20.96

2.09

21.16

2.07

.66

Situaciones

29.78

2.93

30.93

2.73

.03

31.88

2.47

32.28

2.92

.48

Reactiva

14.42

1.84

14.12

2.10

.41

15.28

2.03

15.65

2.06

.42

Proactiva

16.43

1.84

16.72

1.79

.40

17.40

2.04

17.30

1.88

.81

Tabla 2. Medidas de resumen y comparación de los diferentes comportamientos agresivos entre madres y padres de acuerdo con la presencia o ausencia de trastorno psicológico

Al comparar los comportamientos agresivos de los jóvenes delincuentes discriminándolos en función de la presencia o ausencia de trastorno psicológico en sus madres y padres, solo se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la agresividad apetitiva de los jóvenes que tienen padres con trastorno psicológico (ver Tabla 3).

 

Madres

 

Padres

 

Sin trastorno (n = 57)

Con trastorno (n = 58)

 

Sin trastorno (n = 25)

Con trastorno (n = 90)

 

M

DE

M

DE

p

M

DE

M

DE

p

Apetitiva

45.7

4.8

45.7

5.2

.78

43.8

3.1

46.2

5.3

.00

Motivos

61.2

5.7

63.1

5.8

.95

61.1

6.6

62.4

5.6

.24

Física

20.6

2.0

19.8

2.0

.77

20.0

2.4

20.2

1.9

.09

Verbal

12.5

1.7

11.9

1.7

.90

12.4

2.0

12.1

1.7

.22

Ira

11.8

1.5

11.2

1.6

.20

11.2

1.3

11.6

1.6

.10

Hostilidad

15.2

1.6

14.6

1.8

.43

14.9

2.3

14.9

1.6

.07

Comportamientos

22.1

1.8

22.3

1.9

.79

22.1

1.8

22.2

1.9

.71

Situaciones

32.0

3.1

32.4

3.0

.09

31.8

3.2

32.3

3.0

.40

Reactiva

17.0

1.4

16.5

1.8

.50

16.9

1.9

16.7

1.6

.35

Proactiva

17.8

2.1

17.9

2.3

.78

17.4

2.0

17.9

2.3

.40

Tabla 3. Comparación de los diferentes comportamientos agresivos de los jóvenes de acuerdo con la presencia o ausencia de trastorno psicológico en sus madres y padres

La Tabla 4 contiene los coeficientes de las correlaciones de los comportamientos agresivos entre jóvenes y madres. La agresividad física, la agresividad verbal y la hostilidad de los jóvenes tuvieron correlaciones positivas débiles con la agresividad proactiva de las madres. Adicionalmente, la ira de los jóvenes tuvo correlaciones positivas débiles con la agresividad verbal y la hostilidad de las madres. No hubo ninguna otra correlación estadísticamente significativa.

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Apetitiva

-.09

.01

.01

-.02

-.14

-.12

.00

.03

-.12

-.01

Motivos

.06

-.02

.08

.06

-.15

.04

.16

-.10

-.16

-.06

Física

-.01

.11

.17

.08

.00

-.04

-.14

-.02

.18

.24**

Verbal

.01

.06

.16

.16

.06

.03

.00

-.09

.13

.20*

Ira

-.06

.11

-.01

.22*

.07

.20*

.03

-.03

.15

0.18

Hostilidad

.03

.13

.12

.17

-.04

-.07

-.12

-.01

.10

.20*

Comportamientos

.09

-.09

.03

.01

.12

.10

.10

-.09

-.06

.09

Situaciones

.10

-.11

-.10

.01

.11

-.07

.03

.04

-.07

-.08

Reactiva

-.07

.09

-.10

-.10

-.09

-.12

.06

.06

.07

-.04

Proactiva

-.07

.14

-.09

.03

.00

.10

.00

.14

-.07

-.18

* p < .05 ** p < .01

Tabla 4. Correlaciones entre los comportamientos agresivos entre jóvenes y madres

En relación con las correlaciones de los comportamientos agresivos entre jóvenes y padres, destacan las correlaciones entre la ira de los jóvenes y la agresión física, y la ira y la agresividad verbal de los padres. Adicionalmente, destacan las correlaciones entre las situaciones agresivas de los jóvenes y la agresividad física, la ira, la hostilidad, y la agresividad reactiva de los padres. Todas estas correlaciones fueron débiles (ver Tabla 5).

 

1

2

3

4

5

6

7

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9

10

Apetitiva

.04

-.03

-.09

-.02

.02

-.08

.10

.01

-.14

-.19*

Motivos

-.08

-.02

-.19*

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-.02

.01

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-.03

-.01

Física

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.17

.03

-.21*

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.10

.00

.07

.11

Verbal

.04

.27**

.00

-.19*

.13

.09

.16

.16

.01

.05

Ira

.07

.17

.21*

-.27**

.21*

.03

.06

-.04

.13

.07

Hostilidad

.05

.28**

.02

-.15

.19*

.14

.09

.08

.06

.02

Comportamientos

-.04

-.05

.05

-.11

.00

-.08

.25**

.09

-.10

-.04

Situaciones

-.11

-.04

-.19*

-.01

-.23*

-.24*

.04

.09

-.28**

-.15

Reactiva

.08

.16

-.05

-.16

.07

-.02

-.14

.19*

-.06

-.01

Proactiva

.11

.02

-.06

.07

.03

-.13

.01

-.09

-.02

-.02

* p < .05 ** p < .01

Tabla 5. Correlaciones entre los comportamientos agresivos entre jóvenes y padres

En la Tabla 6 se presentan las correlaciones entre madres y padres. Aquí resaltan las correlaciones positivas entre la agresividad de los padres y los motivos para la agresividad, la agresividad física, la agresividad verbal, la hostilidad y la agresividad proactiva en las madres. También destacan las correlaciones entre la ira de los padres y la agresividad física, la agresividad verbal, la ira, la hostilidad y la agresividad reactiva de las madres. Finalmente, las correlaciones entre las situaciones agresivas de los padres y los motivos para la agresividad, los comportamientos agresivos, las situaciones agresivas, y la agresividad proactiva y reactiva de las madres.

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

Apetitiva

-.20*

.06

-.03

.09

-.11

-.02

-.18*

-.00

.08

.08

Motivos

.01

.58**

.27**

-.15

.02

-.05

-.08

.20*

.06

.18

Física

.07

.00

.43**

.03

.40**

.19*

-.03

-.06

-.05

.13

Verbal

.40**

.02

.39**

-.17

.78**

.39**

-.06

.05

.11

.14

Ira

.17

-.07

-.13

-.09

.43**

.48**

.02

-.01

.13

.21*

Hostilidad

.39**

.14

.34**

-.09

.40**

-.03

.07

.06

.17

-.00

Comportamientos

.12

-.12

-.07

.05

-.04

.00

.17

.30**

.05

-.13

Situaciones

.13

.55**

-.07

-.08

.04

.08

.11

.72**

-.05

.07

Reactiva

.13

.09

-.00

-.04

.18*

.26**

-.15

-.24*

.53**

.47**

Proactiva

.02

.04

.20*

-.03

.08

0.06

-.09

-.20*

.49**

.42**

* p < .05 ** p < .01

Tabla 6. Correlaciones entre los comportamientos agresivos entre madres y padres

DISCUSIÓN

Salvo en la hostilidad, los jóvenes tuvieron puntuaciones mayores que sus madres y/o sus padres en todas las demás formas de agresividad. Respecto a la agresividad apetitiva, los jóvenes y sus padres tuvieron mayores puntuaciones que sus madres. La agresividad apetitiva es una forma de agresividad frecuente en contextos de conflicto armado en la que se experimentan sentimientos y emociones positivas (p. ej., atracción, fascinación, placer, diversión) asociadas con la ejecución de conductas violentas (Meyer-Parlapanis et al., 2016). Se ha sugerido que esta “fascinación por la violencia” (Elbert et al., 2010), que es una forma de agresión instrumental y controlada, puede tener orígenes filogenéticos y haber evolucionado como un comportamiento de caza en los homínidos masculinos. La agresividad apetitiva también ha sido definida como una atracción por la crueldad (Weierstall et al., 2013), que normalmente se presenta en escenarios de extrema violencia y en combatientes en países con conflicto armado (p. ej., Colombia o Uganda). Sin embargo, este tipo de agresividad también se ha detectado en jóvenes delincuentes con rasgos insensibles —sin emociones— (Orjiakor et al., 2022).

Los padres con trastornos psicológicos tuvieron puntuaciones mayores que los padres sin trastornos psicológicos, lo que podría tomarse como evidencia en favor de la afirmación de Charles Orjiakor et al. (2022) de que ciertas psicopatologías sí contribuyen a la agresividad apetitiva. Además, también pudo comprobarse aquí que la agresividad apetitiva de los jóvenes cuyos padres tienen trastorno psicológico es mayor comparada con la de jóvenes cuyos padres no tienen trastornos. Así que es plausible pensar que existe algún tipo de efecto del trastorno psicológico de los padres sobre la agresividad de sus hijos, como ha sido reportado en la literatura (Breaux et al., 2014). Sin embargo, aquí la agresividad apetitiva en los jóvenes solo correlacionó débilmente con la agresividad proactiva de los padres, lo que no sugiere algún tipo de relación entre el comportamiento de los padres y el comportamiento de los hijos, en cuanto a este tipo de comportamiento agresivo.

En relación con los motivos para la agresión, los jóvenes tuvieron puntuaciones mayores que sus madres y que sus padres. Los motivos para la agresión se refieren a las razones que hay detrás del comportamiento agresivo, que pueden ser instrumentales (para conseguir lo que se quiere), interaccionistas (para defender su identidad), impulsivas (no poderse controlar), emocionales (sentirse mal), cognitivas (necesidad de reconocimiento personal), morales (debe defenderse aquello en lo que se cree), resolutivas (debe resolverse algún conflicto), y fisiológicas (porque así es la naturaleza humana). Los motivos para la agresión más frecuentes en los jóvenes fueron: “así consigo tener lo que quiero”, “tienen que respetarme”, y “librarme de algo desagradable”, que corresponden a motivos instrumentales, interaccionistas y emocionales, respectivamente.

La agresividad física en los jóvenes fue mayor al compararla con la de sus madres, pero fue similar a la de sus padres. El estudio de Marcin Jurczyk y Danuta Lalak (2020), con jóvenes infractores de centros penitenciarios para menores, encontró que los niveles de agresividad física eran más altos en los delincuentes que en un grupo control. La agresión física incluye golpes, patadas, arañazos, empujones, mordiscos, puñetazos, agarres, lanzamiento de objetos, pellizcos, cortes y puñaladas. Los padres tuvieron puntuaciones mayores que las madres. Las puntuaciones de agresividad física de las madres con trastorno psicológico fueron mayores que la de las madres sin trastorno. Las puntuaciones de la agresividad física de los jóvenes con madres y padres con trastornos psicológicos no tuvieron diferencias al compararlas con las puntuaciones de los jóvenes con madres y padres sin trastornos.

La agresividad física de los jóvenes tuvo una correlación positiva débil con la agresividad proactiva de las madres y una correlación negativa débil con la agresividad verbal de los padres. La agresividad proactiva, también denominada como instrumental, es una forma de agresión premeditada, planificada, que se caracteriza por ser un comportamiento orientado a la consecución de un objetivo más allá del acto agresivo e implica la intimidación, la dominación, las burlas o la coacción (Kempes et al., 2005). Madres y padres con estas características pueden desplegar estilos de crianza áspera, que se caracteriza por el uso frecuente de castigos físicos, agresiones verbales y estrategias punitivas/no razonables. Este estilo de crianza contribuye al desarrollo de agresividad proactiva y reactiva, hipervigilancia y conflicto social en los niños (Xu et al., 2009).

La agresividad verbal de los jóvenes y de las madres fue superior a la de los padres. No hubo diferencias en esta forma de agresividad entre madres y padres con o sin trastorno psicológico. Esta forma de agresividad en los jóvenes tuvo una correlación positiva débil con la agresividad proactiva de las madres y con los motivos para la agresión de los padres, así como una correlación negativa débil con la agresividad verbal de los padres. Adicionalmente, se encontró una correlación positiva fuerte entre la agresividad verbal de la madre y la ira de los padres. Igualmente, correlaciones positivas moderadas entre la agresividad verbal de la madre y la agresividad física y la hostilidad de los padres. Se ha reportado que la madre del adolescente infractor es muy agresiva verbalmente con el adolescente y el adolescente es muy agresivo verbalmente hacia la madre (Spillane-Grieco, 2000).

En el estudio de Eileen Spillane-Grieco (2000), los adolescentes delincuentes manifestaron que eran constantemente “menospreciados” por ambos padres, especialmente por sus madres, quienes, con frecuencia, les expresaban que nunca llegarían a nada y, a menudo, les comparaban con sus padres o con otro miembro fracasado de la familia. Estos adolescentes no tenían recuerdos de que sus padres o madres hubieran dicho algo positivo sobre ellos. Las madres reciben la mayor parte de la agresividad de sus hijos porque son las principales cuidadoras y son responsables de la crianza y la disciplina. En las familias de jóvenes delincuentes es muy frecuente la ausencia del padre como figura positiva de autoridad. Estos jóvenes sienten resentimiento hacia las madres debido a su trato, y hacia los padres debido a su ausencia.

Esto coincide con el hallazgo aquí reportado de correlaciones positivas entre la ira en los jóvenes y la agresividad verbal y la hostilidad de las madres. La agresividad verbal de los padres, por el contrario, parece tener un efecto inverso, según las correlaciones, pues se asocia negativamente con la agresividad física, la agresividad verbal y la ira de los jóvenes. Es posible que estos se sientan intimidados ante la agresividad verbal de los padres. Parece ser que los jóvenes reaccionan con ira ante la agresividad verbal de las madres, pero no ante la agresividad verbal de los padres. Sin embargo, los jóvenes sí reaccionan con ira ante la agresividad física y la ira de los padres. La ira puede expresarse con conductas agresivas, pero también puede ser sentirse como una rabia intensa que no se expresa abiertamente y que surge ante experiencias como vulneración de derechos, abusos físicos o psicológicos, amenazas, burlas, fracasos entre otras (Nieto et al., 2008). En adolescentes encarcelados, la ira es un predictor de la agresión (Cornell et al., 1999). Resulta llamativo que la ira haya sido la única variable en la que las madres y los padres tuvieron puntuaciones mayores que los jóvenes.

Los padres fueron más hostiles que las madres, pero no más que los jóvenes. No hubo diferencias entre madres y padres con o sin trastorno psicológico. La hostilidad de los jóvenes tuvo una correlación positiva débil con la agresividad proactiva de las madres. La conducta hostil se caracteriza por la presencia de envidia, resentimiento y sospecha que pueden desencadenar ira o agresividad verbal o física. Como se dijo, la agresividad proactiva implica la intimidación, la dominación, las burlas o la coacción. Este tipo de comportamientos en las madres puede ser el responsable de la hostilidad que sienten los jóvenes. Hubo una correlación positiva débil entre los motivos para la agresión en los padres y la hostilidad de los jóvenes. Los motivos para la agresión con incidencia más alta en lo padres fueron: no poderse controlar, algo le ha producido ira, que los demás se crean mejores que usted, algo le ha producido malestar emocional, le produce placer agredir, así consigue controlar a otros, y tener que defender sus ideas.

La agresividad reactiva fue mayor en los jóvenes al compararla con la misma agresividad en sus madres y en sus padres. También conocida como agresividad impulsiva, se refiere al comportamiento agresivo en respuesta a una amenaza o provocación percibida. Es una forma de agresión impulsada por la ira, la defensa y las represalias, y se manifiesta con enojo y hostilidad vengativa. La agresión reactiva se ha asociado con emocionalidad negativa (depresión y ansiedad), con delincuencia y con psicopatía a la edad de 16 años, y puede ser el resultado de experimentar el rechazo de los compañeros y el aislamiento social (Fite et al., 2009). Aquí no se encontraron asociaciones con la agresividad parental. Así que es posible que la agresividad reactiva en los delincuentes juveniles esté causada por factores sociales e interpersonales y sea explicada por un sesgo de atribución hostil (Chester y DeWall 2017; Dodge y Coie, 1987; Dodge et al., 1997).

Respecto a la agresividad proactiva en los jóvenes, esta fue mayor que la de sus madres, pero similar a la de sus padres. No hubo diferencias entre madres y padres con o sin trastorno psicológico. Fue la única forma de agresividad que no correlacionó con ninguna forma de agresividad ni en las madres ni en los padres. Por su parte, la agresividad proactiva en las madres sí tuvo correlaciones positivas moderadas tanto con la agresividad proactiva como con la agresividad reactiva de los padres. Aunque estos tipos de agresividad paternal no se asocian con ninguna forma de agresividad en los jóvenes, sí contribuyen a crear un entorno familiar áspero que, con el concurso de otros factores individuales, interpersonales y sociales de riesgo, puede favorecer el desarrollo de personalidades antisociales en esta población de riesgo (Backman et al., 2021; Fite et al., 2009).

Las influencias familiares sobre la delincuencia juvenil cada vez están más y mejor documentadas. Bien sea que actúen como factores aditivos, interactivos o secuenciales, ciertos aspectos de la dinámica familiar, incluyendo la agresividad (Fosco et al., 2014), tienen un efecto los comportamientos contrarios a la norma o a la ley de en los jóvenes. Uno de los predictores bastante fuertes y reproducibles son los conflictos entre los padres (Farrington, 2011). La agresividad de los padres muy probablemente es un factor predisponente, precipitante o mantenedor de estos conflictos. El presente estudio pudo demostrar que sí existen algunas asociaciones entre la agresividad de los padres y la agresividad de los jóvenes. Aunque no es posible establecer causalidad, estos hallazgos contribuyen a la comprensión de esta problemática social y de salud que representa la delincuencia juvenil. Futuras investigaciones deberían evaluar otras variables relacionadas y utilizar diseños metodológicos o análisis de datos que permitan establecer causalidad.

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JORGE EMIRO RESTREPO

Doctor en Neuropsicología. Profesor Asociado y director del Grupo de Investigación OBSERVATOS en la Facultad de Educación y Ciencias Sociales del Tecnológico de Antioquia, Medellín, Colombia. Investigador Asociado reconocido por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia.
jorge.restrepo67@tdea.edu.co
https://orcid.org/0000-0001-8790-7454

SERGIO ANDRÉS ACOSTA-TOBÓN

Doctor en Psicología. Director del Instituto Psicoeducativo de Colombia y profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanas y Educación de la Institución Universitaria de Envigado, Colombia. Integrante de los Grupos de Investigación en Estudios Clínicos y Sociales, y Psicología y Neurociencias de la Universidad de San Buenaventura.
sergioacostatobon@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7042-7435

FORMATO DE CITACIÓN

Restrepo, Jorge Emiro & Acosta-Tobón, Sergio Andrés (2023). Agresividad en delin-cuentes juveniles colombianos y su relación con la agresividad parental. Quaderns de Psicologia, 25(3), e1878. https://doi.org/10.5565/rev/qpsicologia.1878

HISTORIA EDITORIAL

Recibido: 27-08-2021
1ª revisión: 07-04-2023
Aceptado: 04-08-2023
Publicado: 05-12-2023